viernes, 19 de octubre de 2007

MITOS, LEYENDAS, RELIGION...


BRAHMA


Primer miembro de la trinidad hindú, que además incluye a Vishnú el Preservador y a Shiva el Destructor. A Brahma también se lo llama Prajapati (señor y padre de todos los seres) y se lo considera el mayor de los sabios. A menudo se denomina a los sabios “hijos nacidos de la mente de Brahma”.
Se dice que surgió de un huevo dorado que flotaba en las aguas primigenias. La creación de Brahma, en tanto que primer díos, se explica en función de un arrebato de la conciencia, un acrecentamiento de la esencia primitiva, de la sustancia incondicionada y autoexistente (brahmán).
Brahma nació con una cabeza, pero cuando vio la luz, su esposa Sarasvati era tan hermosa que él se hizo crecer cuatro caras más a fin de verla por los cuatro costados. El quinto rostro ardió con el fuego del tercer ojo de SHIVA a raíz de que le había hablado irrespetuosamente. En sus cuatro manos, Brahma sostiene un cetro (o un rosario), un arco, un cuenco para limosnas y el Rigveda, las antiguas escrituras.
En tanto que Purusha (el hombre cósmico), Brahma creó la humanidad con la colaboración de Sarasvati. En cuanto hizo el mundo, éste permaneció inalterado durante uno de los días de Brahma. A lo largo de una de sus noches se produjo una degradación constante que acabó en la destrucción generalizada. El día y la noche de Brahma se conocen como Palpa y equivalen a 8.640.000 años.
Con excepción de los dioses, los sabios y los elementos, al final de un palpa el fuego consume el mundo, después de los cual Brama restablece la creación. Algunos cosmólogos hindúes afirman que nos aproximamos al final de un Kalpa, si bien a nuestra oscura época Kali Yuga, aún le quedan varios millones de años.Actualmente Brahma es una figura lejana que perdió sus poderes creativos en pro de Shiva, Vishnú y la gran diosa Devi. El mito que ilustra cómo lo desplazó Shiva se refiere al origen del lingam, la fálica columna de piedra sagrada para Shiva. Según el relato, entre Brahma se produjo una discusión para dilucidar cuál de los dos era el creador del universo. La encarnizada disputa se interrumpió cuando de las profundidades del océano cósmico salió una impresionante columna coronada de llamas. Brahma y Vishnú se acercaron a investigar, el falo cósmico estalló y en un profundo santuario interior semejante a una caverna encontraron al creador máximo: Shiva
Brahma






BUDA
Literalmente, “el iluminado”. Figura que alcanzó importancia en India y cuyas doctrinas se difundieron hasta sentar las bases de una religión ecuménica. La doctrina fundamental sostiene que el individuo posee los medios para acceder a la salvación personal, la leyenda cuenta que Siddharta Gautama (alrededor de 563 -479 a.A.) príncipe del norte de la India, se convirtió en Buda.
Buda jamás negó el panteón indio y sostuvo que en vidas anteriores había sido INDRA, dios hindú del Sol.
Cuando llegó el momento del nacimiento de Buda, terremotos y milagros dieron testimonio de su ascendencia divina. Su madre Maya, soberana de un pequeño reino situado en la moderna frontera entre India y Nepal, soñó que vio a Siddharta, el futuro Buda, descender hasta su útero en forma de elefante blanco.
Ese sueño (que equivalía a una concepción milagrosa) y los signos naturales correspondientes fueron interpretados por sesenta y cuatro brahmanes, que auguraron el nacimiento de un niño que se convertiría en monarca del mundo o, si tomaba conciencia de los sufrimientos humanos, en salvador del mundo.
Según una de las leyendas, Maya murió siete días después de dar a luz al príncipe. Al haber alcanzado el conocimiento supremo y por piedad filial, Buda ascendió a los cielos y allí residió tres meses, predicando la ley a su madre.
Preocupado por la profecía según la cual el joven príncipe no se convertiría en un gran gobernante si era testigo del dolor del mundo, el padre de Siddharta hizo lo imposible por protegerlo del mundo exterior. Mando construir un lujoso palacio en el que se ofrecían todos los placeres imaginables para entretener al joven e incluso prohibió el uso de palabras como “muerte” y “dolor”.
Cuando Siddharta expreso su deseo de ver el mundo exterior, el rey lo llevó a una ciudad próxima, aunque antes ordenó que limpiaran las calles, las adornaran con flores y retiraran todo lo que pudiera ser desagradable. Pese a los esfuerzos de su padre, Siddharta vio a un inválido, a un anciano y a un cadáver que trasladaban hasta el lugar de la incineración y se sobresaltó al saber que las personas enferman, envejecen y mueren.
Para apartar de su mente esa revelación. El rey organizó el matrimonio del joven con una bella princesa, que le dio un hijo. Sin embargo, el nombre que Siddharta escogió para su vástago, Rahula, que significa “cautiverio”, demuestra que, pese a los esfuerzos de su padre. Siddharta se sentía prisionero en el palacio.
Una noche en que deambulaba por el palacio, Siddharta vio a las bailarinas que dormían tras los excesos de la velada y le llamó la atención el contraste con los movimientos delicados y graciosos que ejecutaban al danzar. Siddharta decidió abandonar el trono, la famili y a su hijo y buscar el mundo real. Se cortó el pelo y se cambió el nombre por el de Gautama.
Gautama se convirtió en un asceta errante y decidió a descubrir la naturaleza del mundo. Durante seis años intentó, sin éxito, seguir el camino del sufrimiento físico. Después se dirigió a Boda Gaya, donde había una higuera conocida como el Árbol de la Sabiduría. Decidió sentarse a meditar bajo el árbol hasta agotar su búsqueda. Mientras Gautama meditaba, el demonio MARA intentó hacerlo caer en la tentación. Mara envió a sus bellas hijas para que sedujeran a Buda, pero éste las rechazó. Luego lo amenazó con monstruosos demonios que tampoco lograron perturbar su concentración en un arrebato de desesperación ante la calma imperturbable de Buda, Mara le arrojó el arma demoníaca definitiva, un disco ígneo que tenía la capacidad de atravesar las montañas. Pero, el disco se convirtió en un dosel de flores que flotó sobre la cabeza de Gautama.
La contemplación duró cinco semanas. Gautama incluso permaneció inmóvil en medio de una abrumadora tormenta, protegido por Muchalinda, el dios serpiente cuya impresionante capucha a menudo aparece cubriendo al monje que medita. Cumplida la quinta semana, Gautama alcanzó la iluminación, comprendió las raíces del sufrimiento y supo que, para evitarlo, hay que alcanzar un estado de ausencia de deseo. Por eso se convirtió en Buda, aquel que está libre de todo sufrimiento y del ciclo de la reencarnación
Buda se vio enfrentado a una elección. Podía entrar en el nirvana, el estado no perturbado de la conciencia suprema, y abandonar el mundo o, renunciando momentáneamente a la liberación personal, enseñar el camino a sus congéneres. Mara lo apremió para que escogiera la primera opción y BRAHMA para que se decantase por la segunda. Al final Buda cedió a las súplicas del dios creador. Se dedicó a viajar y a enseñar, fundó una orden monástica y sentó las bases de la era budista en la civilización india.
Después de la muerte de Buda, la religión se dividió y la mitología budista se desarrolló aún más en el seno de las escuelas de pensamiento rivales. También se adoró a otras encarnaciones de Buda, como AVALOKITESHVARA, un bodhisattva o aspirante a Buda. En China se creía que el bodhisattva Manjusri guiaba a los seres sufrientes a la iluminación. En India y el este de Asia desempeña un papel equivalente el bodhisattva Ksitigarbha, que deambula por los reinos del infierno consolando a las almas torturadas.
Algunas sectas creen en un Buda futuro llamado Maitreya. En Japón este salvador último recibe el nombre de Fugen-bosat-su. También hay un Buda primordial y autoexistente llamado Amitabha, que en Japón se conoce como Amida-nyorai.